Cuentan que era un niño miembro de una numerosa familia. Apenas alcanzaba los 6 años de edad; era bajo, no muy buen parecido, la vida no le favorecía, pues su físico no inspiraba mucha dulzura que el de sus demás hermanos. El más bien era de piel arrugada a causas de un extraño hongo que le atacó al nacer, tenía los ojos desviados y algunos de sus dientes no crecieron correctamente, caminaba con cierto desaliento que lo mantenía en una posición jorobada, algo anormal para un niño de tan solo 6 años. Sin embargo lo que no le dieron en belleza física se lo otorgaron en un inmenso amor hacia todos, amor que no era correspondido.
Sus padres lo trataban con desprecio, era al último al que le daban de comer y muchas veces era la sobra de los demás, el sin embargo miraba a si madre y sonreía con cierta ingenuidad y cariño como agradeciéndole el echo de ser alimentado, ella por otra parte le devolvía la mirada con desprecio en acto despota, como deseando que tan horripilante criatura nunca hubiese nacido de sus entrañas. El por otro lado siempre buscaba ganarse el aprecio de sus padres y hermanos halagándolos. En ocasiones se acercaba a su madre sin que ella lo notara y le pasaba sus manos por sus mejillas, ella sentía de inmediato repugnancia y lo castigaba, pues las manos del niño estaban llenas de llagas, producto del extraño hongo que se había apoderado de su cuerpo. El adoraba de los castigos de su madre porque era la única forma en la que ella le dirigiera la palabra y se atreviera a tocarlo no importando ir fuese para golpearlo, él sentía que cada golpe era un TÉ AMO.
A él nunca le celebraron un cumpleaños, esos días eran como cualquier otro, incluso peores, nunca fue a la escuela, y solo salía a la calle cuando sus padres en castigo lo mandaban a pasar la noche durmiendo a un lado de la puerta de la entrada, el sin embargo los miraba con esos ojos tan dulces y al mismo tiempo llenos de dolor. Lo que nadie supo era que en esas heladas noches que pasaba en su pequeño y deseado cuarto solo Deceaba que su madre le dijera ¿quieres dormir con nosotros?. En una noche nublada y oscura, pues no había luna, El Niño sintió un extraño ruido que provenía debajo de su cama y como cualquier otro niño se lleno de pánico, camino a lo largo del tenebroso pasillo muy despacio hasta llegar al dormitorio de sus padres y entre la oscuridad les pregunto "¿Puedo dormir con ustedes?... Es que tengo mucho miedo"... Miro y esbozó una dulce sonrisa esperando una dulce respuesta, pero lo que sucedió después fue realmente macabro, su madre se levanto enfurecida y tomo al niño de la cabeza y golpeó sin compasión, le golpeaba con la pared mientras repetía "¡¿No entiendes que eres un estorbo, que estas mejor muerto!?" El solo alcanzaba a levantar sus llagosas manos y tratar de soltarse de la furia de su madre, pero todo fue inútil, lo llevó a un rincón y lo sigue golpeando hasta causarle la muerte- algunos se atreven a asegurar que El Niño murió con esa misma sonrisa que ya parecía parte de su cuerpo y de su alma-.
¿Pero porque les cuento esto?
La cuestión radica en el hecho de algunas personas, se despiertan a media noche o en la madrugada y sienten un extraño y escalofriante miedo, extienden sus manos y allí está, es con cabello suave algunas veces largo y otras veces corto, una personita no muy grande, más bien pequeña ya acorrucada los acompaña, una personita que busca el amor de su madre. Por eso te digo que no sientas miedo cuando duermas solo o sola, lo único que debes repetir en voz baja es "¿puedo dormir contigo?"... Y él vendrá a hacerte compañía, esbozando su cálida y tierna sonrisa. No lo olvides, nunca más dormiras solo...
En el siglo XV, una monja de un convento de Baviera comenzó a comportarse de forma extraña. La joven religiosa mordía a las otras hermanas. Todo bastante extraño, pero lo peor es que su comportamiento, aparentemente, “contagiaba” a las demás monjas. En determinado momento, todas las monjas que habían sido mordidas estaban mordiendo a otras. La Madre Superiora ordenó que las monjas afectadas por la locura fueran encerradas en sus habitaciones, pero de alguna forma lograron escapar del encierro, levantando la sospecha de que las fuerzas sobrenaturales estaban detrás de todo esto.
Finalmente llamaron a un sacerdote y el padre consideró que aquello solo podía ser obra del demonio. Las monjas fueron debidamente exorcizadas en la plaza pública y durante el aterrador espectáculo tuvieron que llevar puestas abrazaderas de hierro.
Lo peor es que el asunto no termina aquí.
La epidemia continuó esparciéndose más allá de las fronteras llegando a Italia y Holanda, siempre afectando a monjas de conventos aislados. En Cremona, Italia, las monjas no tuvieron la misma suerte que sus colegas alemanas, pues además de pasar por el exorcismo tuvieron que soportar que les arrancaran los dientes con pinzas. En Khelm, un poblado de Holanda, a las pobres monjas les cosieron la boca con una hebra gruesa para que no pudieran morder a nadie más.
Pocos años después, otra extraña epidemia se instaló en los claustros de Italia. Las monjas de este nuevo brote no podían dejar de maullar. Puede parecer una estupidez en nuestros días, pero los gatos, aunque eran animales necesarios para controlar la población de ratas, frecuentemente eran asociados con el diablo y con la hechicería. Cuando las monjas no pudieron controlarse y maullaban sin parar, algunos creyeron que se estaban comunicando con los mensajeros de Satanás. Pasando quien sabe qué instrucciones para sus malignos planes.
La primera medida fue cazar y sacrificar a todos los gatos de la región. Pero ni así la locura se detuvo. Oficiales de la Inquisición fueron requeridos para averiguar el peligro y después de interrogar a algunas mujeres, se decidió que debían ser enviadas a otros conventos. Hasta donde se sabe, las monjas dejaron de maullar y las cosas regresaron a la normalidad
Un niño llama desesperadamente a la operadora del turno del 911. Ella lo atiende tratando de tranquilizar al pequeño niño cuya respiracion empieza a preocupar a su interlocutora.
El pequeño afirma que no encuentra a sus padres y que hay un tipo mirandolo desde las afueras de su casa. Observandolo bajo una capucha, mirando sus movimientos mientras el niño realiza la llamada al 911.
Muerto de miedo el pequeño grita que el hombre a desaparecido. La operadora pide al niño tranquilizarse porque la policia se encuentra en camino.
Un grito de pavor llama la atención de la operadora. El niño narra que el hombre se encuentra en la ventana, tratando de llamar la atencion del pequeño golpeando la ventada con un dedo.
“Tiene una sonrisa deforme. Tiene una sonrisa deforme y no tiene ojos” – Susurra el pequeño a la interlocutora.
Ella solo atina a decirle que busque un lugar donde pueda esconderse. El pequeño hace caso de inmediato y va a buscar el lugar más pequeño y oculto que pueda recordar.
Segundos de silencio se apoderan de la linea y el niño rompe el silencio, susurrando: “Lo escucho subir las escaleras. Se acerca”.
La operadora trata de calmar al niño pero un grito aterrador del pequeño la interrumpe. El teléfono cae al piso y solo puede escuchar la voz del hombre que se encontraba ahora, cerca al niño.
“Te encontré. Te encontré. Te encontré. Te encontré. Te encontré.”
A la mañana siguiente solo encontraron al cuerpo del niño, con los parpados destrozados y la cuenca de los ojos vacía. Uno de los casos aún sin resolver.
Bueno, mejor dicho: ¿quien era?
Se trataba de una chica de 14 años que, estando en el pueblo con sus amigos, hizo espiritismo en una casa abandonada.
Todo el mundo sabe que es algo tremendamente peligroso y que jamás debe tomarse como un juego. Ella no siguió las reglas de los fantasmas, se burló durante toda la invocación y una silla que había en la habitación cobró vida y la golpeó mortalmente en la cabeza.
Sin embargo, Verónica aún no descansa en paz. Su espíritu esta condenado y vaga buscando venganza entre aquellos que no saben respetar el Mas Allá.
Les voy a contar una breve histotria que circula desde hace muchos años, la cual para algunos no significará nada y La tomaran a risa...pues nada, si Se atreven hagan la prueba a ver que sucede. Vamos con la historia:
María era una chica de la edad de Verónica que conoció la leyenda en su instituto.
Sus amigos le dijeron que no se atrevía a decir "Verónica" nueve veces ante el espejo. A ella le daba miedo, pero venció su terror porque le avergonzaba quedar mal ante todo el mundo. Una compañera fue a los servicios de esa planta del instituto para comprobar, entre risas, si cumplía la prueba.
Lo hizo, no paso nada y el grupo lo olvidó enseguida. Menos Maria. Para ella la auténtica pesadilla comenzó esa misma noche. Estaba en la cama, cuando un sonido la despertó. No se trataba de un estrépito, sino de una especie de susurro indescifrable que oía cerca de la nuca, mientras sentía como si alguien respirara en su cuello. Aterrada, se levantó y encendió la luz.
Alli solo estaba ella. A pesar de eso, no pudo dormir en toda la noche.
Al día siguiente, no se atrevió a contárselo a nadie. Estaba muerta de miedo, y en medio de la clase tuvo que salir al servicio para mojarse la cara y despejarse. Pero cuando entró al baño, hacía mucho frío *como estaban en invierno no le dio importancia* y una capa de vapor cubría el espejo.
Maria lo limpió con la mano para comprobar horrorizada que tras ella había una chica que no había visto jamás, con una expresión de Odio y sangre en la cabeza. Fue solo un instante.
Cuando se volvió a mirar, ya no había nadie. Maria rió nerviosamente, pensando que todo era fruto de su imaginación, los nervios y el cansancio.
Sin embargo, cuando se volvió hacia el espejo vio algo que la dejó helada. En El Vapor Que Habia En El Espejo Estaba escrito : - No debiste invitarme a volver-.
Maria no pudo soportarlo. Hoy pasa sus días encerrada en un manicomio, Solo Dice que el fantasma de Verónica la sigue atormentando No Pudo Soportarlo y Acabó Suicidandose
Escribo esto para escapar de la locura,al menos por unos cuantos minutos. Espero que ella aguarde un día más, espero que me deje vivir esta noche. Puedo escuchar los truenos y el agua caer,ella vendrá y acabará lo que empezó, lo sé, es mejor que me dé prisa.
Maldigo el día en el que me puse a buscar historias de terror,el miedo era una emoción satisfactoria,al menos hace dos días. Hubo una en especial,que hasta me hizo reír por su ridiculez,mala idea.
Hablaba sobre una simple chica de unos 16 años. Su nombre era Elizabeth, Lizzy para todo el mundo. Esta chica tenía sus peculiaridades,un rostro dulce, cabello largo y suave,y lo más importante grandes ojos de color gris verdoso, los cuales eran envidiados por todos sus conocidos.
Esa noche, era el baile de los de fin de curso, como toda chica Lizzy anhelaba asistir, eso la emocionaba mucho, obviamente iría con su novio, y es que ella estaba muy enamorada. A pesar de eso no dejaba de recibir mensajes de un admirador secreto, que incluso la invito al baile con una nota,que ella no quiso responder, el tipo le daba algo de miedo al escribir cosas como "Tus ojos serán míos, son bellísimos".
Sus padres habían salido y ella ya estaba enfundada en su hermoso vestido de botones negros, la tormenta comenzó a iniciarse. Lizzy amaba la lluvia, los truenos y los relámpagos. Se sentó frente a la ventana, solo para observar. La puerta de abajo hizo el sonido de abrirse, ella pensó que su madre había olvidado algo, así que no le dio importancia. Pero si se giró al oír el sonido de la puerta de su cuarto.
Uno de los chicos de su clase estaba allí, el siempre se sentaba hasta el fondo y no solía hablar nunca, traía una sonrisa aterradora.-Has sido una niña mala, Lizzy-sonrió, haciendo que ella retrocediera con pánico. -Nunca me respondiste, es una lástima que no quisieras venir conmigo.... Pero- Elizabeth paralizada sintió como el cubría su boca con una de sus manos,mientras sacaba una navaja con la otra y se acercaba a su oído. -Tus ojos serán míos ahora-susurro. Al mismo tiempo que ella sentía una puntada horrorosa en su ojo izquierdo, todo se volvió oscuro.
lizzy despertó algunas horas después, creyendo que una pesadilla se había apoderado de su sueño, de inmediato se alarmó, algo pegajoso corría por su rostro y soltó un grito al ver que era sangre. Llevó una de sus manos a su pecho, pero no sintió sus latidos ¿Estaba...muerta?. Se giró para verse al espejo y volvió a chillar al ver sus cuencas vacías, goteando sangre, ella sin sus preciosos ojos no era nadie. Desesperada arrancó dos de los botones negros de su vestido, tomó el hilo y la aguja y con cuidado, los cosió en sus cuencas, ya no veía borroso ahora veía perfecto, y era hermosa,más hermosa que antes. Sonrió al momento que las lagrimas de sangre rodaban por sus mejillas.
Dos semanas después apareció una extraña y escalofriante noticia en los medios. Nate Jayden, un niño con aparentes problemas mentales había aparecido muerto, el día anterior, la noche de tormenta. El chico se había desangrado, luego de que algo le arrancara los ojos, en su lugar estaban dos grandes botones negros, cosidos a su piel. Dado el diagnóstico del adolescente, se asumió que fue un acto de locura infringido por el mismo, lo que nadie sabía es que el era alguien obsesivo, loco por una chica de grandes ojos grises.
El hecho se perdió en el tiempo, hasta que algo extrañamente id#xE9;ntico sucedió luego de unos meses, otra victima con ojos de botón, que tenía un terrible parecido físico con la primera, las víctimas se seguían sumando, las noches de tormenta.
Recuerdo que me reí de semejante tontería, la lluvia golpeaba contra la ventana, -Ahora solo falta que aparezca Sewn Eyes- reí mientras caminaba a mi cuarto,ya era hora de dormir.
Me quedé estático al distinguir una figura femenina tras mi puerta, su cabello largo negro y enmarañado caía hasta su cintura, llevaba un vestido desgarrado, sucio y manchado de sangre, sus brazos estaban marcados por costuras. Era casi transparente y se veían sus venas oscuras, tenía gruesos labios negros y unos enormes... Ojos de botón.
-¿Li-Lizzy?- Murmuré y ella sonrió, y en un segundo me estaba sujetando.
Su voz suave dijo - look into my eyes - sentí sus largas uñas clavándose en el contorno de mi ojo izquierdo y la empujé para retroceder.
Ojos de Boton, dulce pesadilla. Ella ladeó la cabeza sonriente, mientras lagrimas de sangre surcaban sus mejillas.
-Eres idéntico a el- mencionó curvando sus negros labios.
Se escuchó un fuerte portazo desde abajo, seguido por la voz de mi madre. -¿Puedes traerme la toalla, cariño? Olvide el paraguas y tengo el cabello empapado-
Al volver a girar Sewn Eyes había desaparecido y yo aun sentía el corte en mi piel.
Sé que vendrá hoy, estoy solo y la lluvia golpea la ventana, ella no va a perdonarme la vida, tan solo porque me parezco a el, a el tipo que la mató arrancando sus bellos ojos gris verdoso.