Los colores se dividen en primarios y secundarios. Los primarios son los colores principales o básicos, porque son únicos, pues no necesitan mezclarse con otros para formarse. Son tres:
Al mezclar dos colores primarios obtenemos los colores secundarios:
Para obtener el verde, mezclamos en la misma proporción el azul y el amarillo; el naranja se obtiene mezclando el amarillo y el rojo; y para conseguir el violeta mezclamos rojo y azul.
A partir de los colores primarios y de los colores secundarios podemos seguir mezclándolos para obtener nuevos colores.
Los nahuales son brujos que pueden convertirse en animales. Esto porque cuando una persona nace, el espíritu de un animal se encarga de cuidarla, protegerla y guiarla a lo largo de su vida. Los brujos son personas que tienen una conexión muy fuerte con su espíritu. Ellos logran tener la visión, el olfato o el oído del animal, y hasta pueden tomar su forma, que así se convierten en nahual.
Por las noches, los nahuales se juntan en los bosques y hacen reuniones alrededor de fogatas. Les gusta bailar alrededor de estas, mientras recitan los hechizos que los convierten en su animal-nahual. Ya transformados salen a pasearse por el bosque en forma animal, como de jaguar, mono, lobo, gavilán... Cuando amanece, regresan al lugar de la fogata a transformarse de nuevo a su forma humana.
El xoloitzcuintle es un perro mexicano. Tiene las orejas puntiagudas y puede nacer con pelo o pelón. De cariño, les decimos “xolos”. Se cree que es un perro sagrado: cuando su dueño muere, lo acompaña en su viaje al mundo de los muertos. Algunas personas también creen que tiene propiedades curativas. Además, afirman que si acuestas a un xolo sobre tu espalda, quita el dolor muscular y te ayuda si te duele el estómago.
Cacao es un xoloitzcuintle muy travieso y juguetón. Él sí tiene pelo y es negro como la noche. Le gusta mucho comer tortillas duras y croquetas. A diferencia de otros perros, no le gusta perseguir pelotas, pero sí ratones y lagartijas. Sigue a su dueño a todas partes y siempre se acuesta a sus pies para acompañarlo cuando ve la televisión.
El ajolote es un anfibio, eso quiere decir que vive tanto en el agua como en la tierra. Parece un renacuajo gigante con patas y cola. Tiene tres pares de branquias que salen de cada lado de su cabeza. Es originario de los lagos y canales de la Ciudad de México. Actualmente se encuentra en peligro de extinción, porque la gente no cuida su hábitat y lo contamina.
Xóchil es un ajolote que vive que los canales de Xochimilco. Todos los días conoce a turistas de todas partes del mundo. Los turistas pasean en las trajineras, que son embarcaciones pequeñas adornadas con flores. Xóchil se asoma a las trajineras y les cuenta a los turistas sobre el peligro en el que se encuentra su especie y les convence de cuidar el medio ambiente.
Un día, el dios Quetzalcóatl decidió bajar a pasar el rato en la tierra disfrazado de humano. Viajó por todos los rincones del planeta sin parar de disfrutar su belleza. Estaba por terminar su viaje y estaba muy cansado, cuando en el camino se encontró a un conejo. El conejo se le acercó y le preguntó: “¿Qué tienes?”. Quetzalcóatl le respondió: “Estoy muy cansado y hambriento, llevo varios días de viaje y no he parado”.
Entonces, el conejo le ofreció de su comida, pero eran puras hierbas. A Quetzalcóatl no le gustan las hierbas, sino la carne. Así que el dios le contestó: “Gracias, pero no como hierbas”, y el conejo se quedó pensativo. Luego le dijo: “No tengo otra cosa que ofrecerte más que mi cuerpo para que me comas: así recuperarás tus fuerzas”.
Al escuchar las palabras del conejo, Quetzalcóatl se sintió conmovido y regresó a su forma de dios. Le dijo: “Te mereces ser recordado por ser tan bueno”, y arrojó al conejo al cielo. Esto hizo que su figura se quedara plasmada en la luna. Al poco rato, el conejo bajó a la tierra y el dios le dijo: “Por tu noble gesto, de ahora en adelante todos te recordarán al ver tu figura marcada en la luna”.
Un día, unas sirenas estaban paseando muy a gusto en las templadas aguas de la costa de México y disfrutando de la belleza de esa zona mientras platicaban sobre sus aventuras.
Una de ellas, llamada Estrella, estaba algo aburrida de sus anécdotas repetitivas y decidió separarse un poco del grupo. De pronto se encontró con un barco de pesca y, asustada, se alejó de él. Mientras miraba con disgusto y tristeza a los pobres peces atrapados en sus redes vio entre ellos a un triste vaquita marina.
En ese momento se acordó de lo que su padre le había dicho sobre estos seres: quedan muy pocas de ellas, justo por esa razón. Al ver a la pobre vaquita sufrir y no poder soltarse de la terrible red de los pescadores, Estrella decidió hacer algo que le habían prohibido rotundamente: se acercó a la red y, con un trozo de concha rota que encontró, logró cortar los hilos que no permitían a la vaquita salir de ahí.
[ ] Estrella rescató a la vaquita marina. [ ] Estrella se separó del grupo. [ ] Estrella se asustó al ver un barco pescador. [ ] Estrella supo por su padre de las vaquitas marinas. [ ] Estrella encontró un trozo de concha rota. [ ] Estrella nadaba en la costa.