Roald Dahl fue un escritor que entendía a los niños, que sabía que algunos adultos no eran amables con ellos y quiso criticarlos. En sus cuentos y novelas, los niños son más inteligentes que algunos adultos, más intrépidos y logran sus objetivos. Además de escribir cuentos, escribía poemas, pero unos poemas muy divertidos. Como Dahl conocía los cuentos clásicos muy bien, se le ocurrió la idea de cambiar las historias y describir a los personajes desde otra perspectiva. Como ya conoces muchos de estos cuentos, que encuentras en la primera sección, ya podrás leer el libro de Dahl: Cuentos en verso para niños perversos.
También te recomendamos leer alguno de sus cuentos más populares: Charlie y la fábrica de chocolate, James y el durazno gigante, Matilda, El gran gigante bonachón, Las brujas y Relatos de lo inesperado.
Leonardo da Vinci no solo fue un gran pintor, también fue inventor, científico, escultor, ingeniero, arquitecto, urbanista, botánico, músico, anatomista, cocinero y filósofo. Nació en Italia en 1452, en un siglo de renovación de las ciencias, las artes y la cultura. Esta época se le conoce como Renacimiento, y se llamó así porque todo parecía renacer.
Da Vinci era zurdo, pero en ese entonces a los zurdos les amarraban la mano izquierda para que se obligaran a usar la derecha. Al final, terminó dominando la izquierda y la derecha. Era un hombre muy hábil para hacer muchas cosas, tanto que diseñó las primeras máquinas voladoras. Era un gran pensador y a él le debemos la frase: “Así como el hierro se oxida por falta de uso, también la inactividad destruye el intelecto”.
Wolfgang Amadeus Mozart fue un niño prodigio, que a los cuatro años era capaz de tocar instrumentos y de componer obras musicales. Su papá se sentía tan orgulloso de su hijo que lo llevó ante los reyes para que lo escucharan. ¡Fue un éxito! Toda su infancia la pasó en grandes palacios tocando para príncipes y reyes.
Mozart tenía el don de la música, tanto que podía imaginar una obra completa y tocarla, o bien, escribirla estuviera donde estuviera. Pero a Wolfgang Amadeus Mozart no lo recordamos solo por su privilegiada mente y la vida que llevó, sino porque dejó al mundo bellísimas obras musicales. Algunas de sus obras vale la pena que las escuches. Te recomendamos las óperas La flauta mágica y Las bodas de Fígaro.
Ludwig van Beethoven es uno de los más grandes compositores de música de todos los tiempos. Sus obras han quedado escritas en la historia por su belleza.
Su infancia no fue fácil, porque su padre quería que fuera como Mozart, aquel niño prodigio que tocaba para los reyes. Entonces lo presionaba para que estudiara y para que aprendiera muchos instrumentos. Fue un niño que en vez de jugar tuvo que demostrar que sabía tocar música. A los once años, Ludwig compuso su primera obra. Un año después, fue contratado como músico de la corte, es decir, su trabajo era tocar música para reyes y príncipes.
Sus composiciones musicales le gustaron tanto al príncipe de Bonn, que lo invitó a vivir a Viena para poder que siguiera estudiando. Con los años, Beethoven fue perdiendo el oído, y a pesar de estar sordo, pudo seguir componiendo música.
Confucio fue un filósofo chino que vivió en una época de caos y desorden, hace 2500 años. A él le parecía una necesidad que la sociedad se rigiera por el respeto, por eso escribió y enseñó a quienes lo rodeaban cómo debía de comportarse el ser humano.
Confucio hablaba de respeto, honestidad, educación para todos, bondad, sinceridad, justicia. Decía que un buen gobierno lleva a una sociedad feliz, y que se debía procurar a la familia. Para Confucio, los viejos debían ser respetados y de ellos debíamos aprender, porque ellos tenían sabiduría.
El antiguo pensador de Oriente dejó muchas máximas, es decir, recomendaciones para una mejor vida. Por ejemplo, él dijo: "El hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro error mayor".